sábado, 8 de diciembre de 2012

LOS DULCES NICARAGUENSES.



                                                                          GOFIOS.
¿Cómo llegamos a tener ese gran paraíso de dulcería elaborada con frutas, maíz, azúcares y otros ingredientes? A inicios del siglo XVI llegó a Nicaragua la olla española junto a los alfajores y el gofio, sabores relacionados a las festividades religiosas de la Cuaresma, explica Jaime Whelock en su libro La comida nicaragüense.

En este inventario de la dulcería nica, los árabes también metieron su cuchara. A ellos debemos el churro, las torrejas, gofios, frutas confitadas, alfajores y bienmesabes. Así como las deliciosas mermeladas preparadas con frutas, verdadero manjar para los reyes en la Edad Media.

Estos platos y dulces conformaban el menú en el mesón de las ciudades españolas conquistadas por los moros, como Sevilla, Granada, Huelga, Segovia, Málaga, Almería, Jaén, Castilla, y Cádiz.

Este variado inventario de dulcería preparada con maíz, frutas, mieles, rapaduras, azúcares y otros ingredientes viene a ser el más dulce mestizaje de la cocina del Mediterráneo, Mesoamérica y Nicaragua.

También llegan las albóndigas de Andalucía, la chanfaina a la castellana, la gallina armada, las morongas, la sopa de cola de toro; acompañadas de dulcerías como los suspiros de monja al castillo (espumillas o merengues), hojaldres, merengues, buñuelos, las frutas en miel, el arroz con leche, y los almíbares o curbasá.

LAS CRÓNICAS ESPAÑOLAS


Poetas, escritores e investigadores han escrito sobre la dulcería nicaragüense. Jaime Wheelock Román en La comida nicaragüenseha inventariado más de 120 platillos, entre comidas y bebidas, sin faltar las dulcerías, una parte de ellas realizadas a base de maíz, frutas y mieles.

Cuando vinieron los españoles a inicios del siglo XVI se encontraron en el occidente de nuestro país con el cacique Agateyte. Este tenía una despensa comunal donde unas 50 mujeres preparaban la comida basada en maíz, así como el cacao, para él y sus principales.

Por los cronistas españoles se sabe que la dulcería de los nativos provenía del cacao, pinol en miel, ayote en miel, y de los almíbares de frutas silvestres. En 1989 Gérard Barbeau realizó una lista de 144 frutas comestibles, la mayor parte usadas para las dulcerías.

INVENTARIO DE SABORES

 Una sección del libro de Wheelock Román está dedicada a la repostería y dulces, en esta lista de productos artesanales figuran el huevo chimbo, el gofio, buñuelos, alfajores nicas, y el tomate en miel.

También en sus páginas enumera en retahíla los nombres de las frutas comestibles como el níspero (munonzapot), tapaculo, acacia de Catarina, almendro, anona chirimoya, cacao de playa, caimito, granate, guapinol, guanábana, icaco.

El jocote dulce, matasano, marañón, guayaba de monte, piñuela, guineo rosa, tamarindo, tigüilote, tomate de árbol, toronja, zapote de mico, y el “huevo de perro” (chichigua), entre otros.

Las frutas tenían también sus usos celebratorios. Se sabe que los indígenas o los campesinos usaban la chicha de maíz, como bebida embriagante, al igual que preparaban las chichas con jocotes maduros, nancite, tunas, pitahayas, níspero, guayaba, la chía, y la corteza de la piña, entre otras frutas. Hasta de los tallos del jiñocuabo han sacado vino, anota Wheelock.

Estos dulces placeres provenientes de las frutas, el maíz y las mieles llevó al poeta José Coronel Urtecho, preparar una sección que aparece en su libro Elogio a la cocina nicaragüense .

El poeta apunta que nuestra dulcería es variada y rica en sabores. Los nicas gustan de almíbares, alfeñiques, hojuelas, melcochas, motasatoles, jaleas, cajetas, requesones, confites de semillas de marañón, frutas azucaradas, espumillas, mistelas, buñuelos, mazorcas de chocolate, y cosas de horno.

También agrega que la antigua cajetería ocupaba su espacio en la mesa española el tiangue, y el rancho indígena pudiéndose encontrar las cajetas de coco o de leche, de batata o camote, de papaya, así como el almíbar o curbasá.

Pero eso no es todo, sino que estos dulces se preparaban con cidra, arroz, naranja agria, de salpoyol y piñonate, con mango, mamey, jocote mañanero, hojas de higo, papaya, flor de azucena. A ellos se le agregaba dulce de rapadura, y eran cocidos en cazuelas de barro.



sábado, 18 de agosto de 2012

Festividades religiosas en Nicaragua


Se da el nombre del Folklore al conjunto de tradiciones, costumbres, creencias y creaciones artísticas que forman parte de la cultura de las clases populares de un país, pueblo o región.
Las costumbres y tradiciones se han transmitido en forma oral a través de muchas generaciones las que en la actualidad han sido recopiladas por estudiosos del Folklore como: Francisco Pérez Estrada en su libro: «Teatro Folklórico Nicaragüense», «Los corridos Nicaragüenses» de Ernesto Sánchez y otros.
AQUI ALCANZA GRAN POPULARIDAD
Más que un pasatiempo o una afición, el Folklore en Nicaragua ha alcanzado gran popularidad de tal modo que en la actualidad es considerada como una ciencia destinada a cultivar el alma de las personas que sienten inclinación hacia ella.
Enrique Peña Hernández en su obra el Folklore de Nicaragua, reconoce que dichos estudios se han dirigido únicamente a la música y a la danza, que se ha olvidado de otros aspectos como las costumbres de los pueblos, sus mitos, que de alguna manera tratan de expresar sus formas de vida, creencias religiosas y la explicación de ciertos fenómenos naturales.
El hombre en su afán de identificarse con el Folklore del país, ha trabajado únicamente con las herramientas que encuentra a su paso y con ellas es capaz de producir versos, música, danzas, teatro, etc. «En el Folklore, el hombre es el centro eje: se vale de su memoria, de su inteligencia, de sus conocimientos empíricos» (Isabel Aretz, «Manual del Folklore»).




TRADICIONES EN NICARAGUA
Entre las tradiciones de nuestro país considero importante la visita a Popoyuapa (Rivas) organizada en caravanas de carretas haladas por bueyes y lujosamente decoradas con cintas de vivos colores portando la bandera de la Iglesia.
En León, el Lunes Santo está dedicado a la celebración de San Benito que tiene lugar en la Iglesia de San Francisco de Asís, donde los promesantes reparten refrescos y comidas a todos los feligreses. Las calles son adornadas con alfombras de aserrín teñido en colores alegres en los que representan pasajes bíblicos, finalizando con una alegre procesión donde las personas que llegan a pagar promesa visten de blanco.
Otra de las tradiciones es que en las zonas rurales de algunas regiones del país (Carazo) es muy usual que el Viernes Santo quemen candelas de cebo formando una cruz, la familia se coloca alrededor de ella y orando pide clemencia al señor.
RESCATE DE TRADICIONES POPULARES
Uno de los objetivos del Folklore es rescatar las tradiciones populares que son patrimonio del pueblo y que se han venido perdiendo con el tiempo, como es el caso de que en Semana Santa no se encendía el fuego, se preparaba la comida con anticipación, los niños no podían correr, ni los automóviles circular. Todo el tiempo estaba dedicado al Señor: Oraciones, procesiones, etc. Hoy por el contrario la gente toma la Semana Santa como un tiempo para la diversión, orgías, a como decimos en buen nicaragüense tiempo para bacanalear.
Se hace necesario que todos los nicaragüenses nos dediquemos al estudio y rescate de nuestro Folklore ya que en él se encuentra un inmenso y rico valor literario. En la medida que nos involucremos en nuestra tarea estaremos haciendo Patria.
LIC.OSIRISMELISA DAVILA

sábado, 11 de agosto de 2012

Delicioso consomé de pollo


En una olla se ponen las pechugas, las zanahorias, cebolla, el apio, el ayote y el perejil. Agregar tres litros de agua y sazonar al gusto. Hay que cocer a fuego lento, con una tapa hermética para que concentre los vapores durante la cocción. Pasado el tiempo estimado, el caldo se habrá reducido a la mitad; hay que desgrasar y luego colar. Cuando rompa el hervor se deja en el fuego durante 20 minutos. Y estará listo para servir bien caliente, en taza o plato hondo.

viernes, 13 de julio de 2012

LA DELICIOSA SOPA DE QUESO.



La Semana Santa en Nicaragua es, además de una fecha para conmemorar la Vida, Pasión y muerte de nuestro Seños Jesucristo, una fecha para sacar a relucir esa parte de nuestra nicaraguanidad que nos identifica y nos hace dierentes del mundo entero.
Es la fecha en que la boca se hace agua saboreano la "Sopa de Queso" que tanto añoramos los que vivimos fuera de Nicaragua.
La sopa de queso es barata de hacer y solo se requiere de ese toque nicaragüense para prepararla.
Consiste de masa de maíz, queso, huevos, sal, aceite, cebolla, ajo, chiltoma (Chile dulce), un poquito de jugo de naranja agria, achiote y una mano nica.




Ingredientes

Para el caldo: 
2 tazas de masa de maíz
2 onzas de mantequilla
1 moños de hierbabuena
6 chiltomas picadas
4 tazas de leche
1/2 cucharada de pimienta
2 cebollas picaditas
4 cubos de sazonador de pollo
1 litro de caldo de pollo 

Ingredientes para las rosquillas: 
8 tazas de queso seco
10 tazas de masa de maíz
1/2 cucharadita de sal
1 huevo

Se pone a cocer juntos todos los ingrdientes del caldo. una vez que se ha hervido  agregar las
dos onzas de masa disueltas en un poco de leche para que espese. 

- Para hacer las rosquillas, mezcle la masa con agua, el queso seco, el huevo y la sal. Cuando la masa quede uniforme, proceda a hacer las rosquillas, las cuales después se freirán en aceite hasta que adquieran un color dorado (evite que queden quemadas). 

- Agregar las rosquillas al momento de servir.

LIC: OSIRISMELISA DAVILA

Rosquillas Somoteñas



En los hornos de Somoto se han conservado durante siglos los alimentos autóctonos, como las inconfundibles rosquillas, cuyo acabado artesanal siempre provoca un delicado placer que se funde en la boca y deleitan el paladar de los clientes más exigentes.
Las generosas tierras somoteñas aportan buenos productos, como el maíz, el queso y la cuajada, ingredientes indispensables para la elaboración de las rosquillas que son hechas por manos laboriosas de mujeres.
Estas mujeres aún conservan las tradiciones artesanales a través de la construcción de talleres, donde fabrican las envidiables rosquillas somoteñas que representan su identificación con el resto del país.
Mujeres como Antonia Soza, María Luisa Nolasco de Vílchez, Dolores Cañada, Guadalupe Espinoza, Leticia Corrales, Victoria Vásquez y Betty Espinoza han cobrado notoriedad en el ámbito nacional e internacional, por la fabricación de rosquillas con una exquisitez que para muchos es única en el mundo.
Las rosquilleras se encuentran dispersas en distintos puntos de la ciudad de Somoto, provocando un ambiente agradable en la localidad, cuando las cazuelas repletas del producto son retiradas de los hornos.
Para hacer las rosquillas se necesita maíz, azúcar, huevo, canela, mantequilla lavada o margarina, leche, cuajada o queso, que es lo más costoso porque su producción depende del invierno.
Las rosquillas somoteñas son asombrosas, a tal punto que representan el símbolo de este pueblo y de las mujeres que fabrican con dignidad dicho producto, que trasciende las fronteras de Nicaragua por su exquisitez.

Conozca el proceso de elaboración de las famosas y deliciosas rosquillas somoteñas.

LA REINA DE LAS ROSQUILLASEl chispear de la leña que arde en el interior de los monumentales hornos es constante. El palmoteo de las mujeres amasando la harina acelera con mayor energía, mientras en la parte izquierda del sitio aparece lentamente una mujer con largos vestidos, cabellos canos y rostro arrugado, marcado por el paso de los años.
María Luisa Nolasco, propietaria de las Rosquillas Vílchez, tiene las manos cruzadas por la espalda. Su rostro se mostraba evasivo a la cámara fotográfica, aunque sus hijas Luz Haydée y Danelia, dan señales de alegría a pesar de la tarde calurosa.
LIC:OSIRISMELISA DAVILA

LOS Agüizotes de Masaya.


La anciana se sienta frente a la media luna que forman los niños sentados a su alrededor. La única luz que ilumina el lugar es la que sale de la boca del candil en forma de lengua de fuego. El humo del gas se mezcla con el olor frío de la noche que se cuela por las rendijas de las paredes de la sala. Ellos aguardan quietos en el piso, calentándose hombro a hombro y tomando del tibio que pasa de mano en mano en una jícara.
“Todos los días al anochecer ella se desnuda y recita la oración de la noche”, cuenta la mujer de voz quebradiza. “Abajo carne, abajo carne, repite y frente a un huacal vomita su alma, las carnes se despegan de sus huesos y las deja nadando en mostaza hasta que regresa y realiza nuevamente el ritual para revertir los efectos. Con un silbido agudo la Cegua sale a cazar por las calles a los hombres infieles, borrachos y fiesteros, los seduce con su esbelta figura y hermoso cabello. Pero cuando los tiene de frente muestra la calavera de caballo y la carne podrida que tiene por rostro, el cabello se vuelve cabuya y los hombres enloquecen, se ponen babosos... quedan jugados de cegua”.
 El último viernes de octubre, todos los años, decenas de ceguas invaden Masaya. No se desnudan, no vomitan el alma, ni dejan caer sus carnes. Mujeres, hombres y niños toman sus máscaras y vestidos con grandes cotonas blancas o negras salen a celebrar al ritmo de sones de toros perfectamente ejecutados por los “chicheros” o filarmónicos. Después de las ocho de la noche convierten las calles en un festival negro con destellos de fuego, pintado de “sangre” y mil rostros, uno más monstruoso que el otro.
Los agüizotes son una fiesta popular en la que las leyendas y espantos de Masaya y Nicaragua se dan cita para revivir una tradición indígena que refleja la imaginación, las creencias y la historia de un pueblo que construyó un mundo mágico a partir de las realidades de su época. ¿Qué queda realmente de la tradición?


Año con año Monimbó, un barrio y comunidad indígena de Masaya, se viste de fiesta y encabeza lo que para ellos es una de las expresiones y lucha por mantener la identidad de su pueblo.
“Mi religión y mi ideología no me permiten participar en estas fiestas, pero no te puedo negar que los agüizotes son una tradición rica en historia, al igual que El Gran Torovenado del Pueblo”, dice doña Alma Inés Zepeda.
Su padre, Raúl Zepeda, un telefonista de profesión, inició hace más de 25 años un trabajo que además de mantener a su familia, fue abonando en cada pincelada a sus máscaras de papel maché, la identidad de esta tradición dándole rostro y vida a los agüizotes de Masaya. Hace tres años que murió pero su talento y esfuerzo están presentes en cada una de sus obras.
La sala de su casa parece un ropero gigante del que cuelgan cotonas blancas y negras de todos los tamaños, disfraces de esqueletos, trajes de tuza y de fantasía. A unos pasos más, muebles con más de 200 máscaras de espantos de todo tipo: la chancha bruja, la mocuana, el padre sin cabeza, la cegua, los viejos del monte, los cadejos, la carreta náhuatl y una larga lista de “cabezas” de animales y otros raros personajes que van desde el mismísimo diablo hasta el lunático guasón.

 El Gran Torovenado del pueblo es la fiesta que recrea un teatro popular en el que se mezclan viejas tradiciones con elementos animales propios del origen de la fiesta, con sátiras de personajes populares y políticos.
“Él era un artista nato y profesional, para elaborar cada una de sus piezas se documentaba, leía y buscaba en la memoria de la gente descripciones de los personajes y la historia de la tradición para recrearla de la manera más fiel posible”, cuenta Alma Inés, la mayor de sus hijas.
“Antes la fiesta era la ‘noche de apante’ o espantos, siempre el último viernes del mes de octubre, salir a las calles en procesión a espantar las ánimas perdidas. Los indígenas celebraban a sus muertos el noveno día, se pintaban y se vestían de negro y salían en la procesión del candil. Ellos recorrían esa noche las calles que el muerto solía visitar para espantar el espíritu, sobre todo de las almas que andaban penando, se reunían en Monimbó y hacían una oración colectiva para el descanso eterno de sus familiares. Era un desfile solemne que iluminaba las calles con los candiles. Ahora todo ha cambiado”, se lamenta Zepeda.
Dentro de las fiestas patronales de Masaya, que se celebran desde agosto hasta noviembre, en honor a San Jerónimo hay una diversidad de actividades religiosas y populares, pero sin duda alguna entre las más pintorescas y llamativas están Los Agüizotes y El Torovenado del Pueblo.


Dentro de los personajes más cotizados de esta fiesta están las ceguas, chanchas y micas brujas, las mocuanas, zopilotes y los viejos y viejas del monte. En Masaya muchas familias elaboran máscaras artesanales y, aunque la demanda es grande para esta
El último domingo del mes de octubre quedó instaurado como el día de El Gran Torovenado del Pueblo. En este desfile desde el mediodía, figuran los promesantes con trajes típicos o disfraces tradicionales, pero sobresalen peculiares personajes que aparecen y desaparecen de acuerdo a la imaginación del pueblo. La fiesta es una especie de teatro callejero en el que se realizan representaciones y sátiras que van desde personas locales hasta grandes figuras del Gobierno o personajes internacionales.
De igual manera el último viernes de este mes los agüizotes ponen su peor rostro y salen de la Plaza Magdalena a las calles con gran algarabía. Corren, entran a las casas, asustan a los niños y a todo aquél que encuentren desprevenido. Bailan al son del Pájaro amarillo o Ese toro no sirve , piezas populares que los músicos van regando por las calles para embeber al pueblo con esta tradición.
Indiana y Alma Inés Zepeda, la menor y la mayor de las hijas del mascarero tradicional, reconocen que la tradición se ha trasformado de muchas maneras. Desde ir perdiendo el conocimiento de la historia o el verdadero sentido de las actividades, hasta olvidar algunos personajes e incorporar otros ajenos y hasta ponerlos a bailar con música moderna.


“La gente tergiversa las cosas. Hace unos 20 años salían con máscaras aunque fueren de cartón pero que representaban realmente la idea original. Veías desfilar a la muerte, el diablo, la taconuda, la llorona, la cegua, la mona o la chancha bruja... ahora muchos hasta de mariposas van. ¿qué tiene que ver eso con nosotros? Nada, ni eso ni las máscaras plásticas”, dice Alma Inés.
“El Torovenado originalmente era una promesa a San Jerónimo. Un finquero al que se le desaparecía su ganado y que le ofreció esta procesión con tal que acabara su problema. Al final apareció muerto un tigre y sus trabajadores salieron a la calle a celebrar, agarraron la cabeza de un toro y le pusieron ramas como cuernos; de ahí “torovenado”. Otros se pintaron, simularon ser todo tipo de animales, las mujeres con huipiles, canastos o morrales repartiendo flores o dulces. Luego, por el ingenio, la jocosidad y la picardía del nica se comenzó ridiculizando a los españoles, luego se disfrazaron de personajes del pueblo... Recuerdo que a mi papa hace tiempo le encargaron hacer máscaras de pulgas, chivos, cucarachas y monos, que correspondían a los apodos de algunas de las familias de aquí”.
¿Agüizotes del puebloo agüizotes jurídicos? No importa. Todos se suman a la fiesta. Lo que para muchos podría ser una segmentación de la celebración o una división por clases sociales, para don Silvio Ortega Centeno es sólo una manera más de unirse, disfrutar y difundir esta tradición.


Papel maché, pintura, talento y tradición. Mezcla perfecta para elaborar las máscaras artesanales que le dan rostro a los agüizotes. Jamey Plata Zepeda es uno de los dos nietos que continúan el trabajo de don Raúl Zepeda.
Describe al grupo de agüizotes jurídicos como un apéndice de la fiesta creado para darle mayor colorido y extender la celebración al centro de Masaya y en un horario vespertino para el disfrute familiar. Los agüizotes tradicionales los organiza el Torovenado del Pueblo y los agüizotes jurídicos nacieron hace más de 20 años por un grupo de abogados.
“Nosotros como capital del folclor nacional nos sentimos en la obligación de preservar las tradiciones, pero para poder hablar de toda Nicaragua debemos dar muestra de lo que tenemos, lo que somos, de dónde venimos”, señala Silvio Ortega.
“Cabe recalcar que nada tenemos que ver con ritos diabólicos o sectas, lamento mucho y hasta me molesta que algunos sacerdotes o pastores satanicen las tradiciones. Estas personas están cerradas en sus ideas que no los dejan analizar las expresiones y movimientos folclóricos del pueblo. Nuestros micos, ceguas, lloronas y mocuanas, todo tiene un trasfondo histórico que viene de la Colonia. La misma carreta náhuatl tiene una historia de terror que vivió nuestra gente, nada que ver con diablos ni locuras. La leyenda retrata esos bueyes que venían dirigidos por los conquistadores españoles y salían por las noches a buscar a los indígenas para trasladarlos como esclavos al sur. Imaginate la situación tétrica de una carreta que desde leguas provocaba terror con su ruido por lo que representaba. Eso causó un trauma grande en nuestro pueblo y la gente fue adaptando la historia y su manera de contarla en nuestras leyendas y tradiciones. Eso hay que valorarlo, defenderlo, preservarlo y difundirlo”.
Danilo Mora Luna es parte de los masayas que procuran mantener y promover la tradición. Él participa en los agüizotes del pueblo que año con año se toman las principales calles de Masaya en una especie de teatro callejero que va desde lo más tradicional hasta lo importado.
“Es importante poner especial cuidado en el relevo generacional, enseñarle a nuestro niños y jóvenes el amor por sus expresiones folclóricas, por sus tradiciones para garantizar que las costumbres se perpetúen, pero de la manera en que debe hacerse, fiel a la tradición”, sugiere Danilo Mora quien actualmente tiene bajo su Administración el Mercado Municipal de Artesanías.
“Es una lucha constante , hay cosas que se han perdido en el tiempo y la memoria, muchos folcloristas y tradicionalistas han muerto, ahora los agüizotes están absorbiendo al Gran Torovenado del Pueblo pero es porque la fiesta se ha hecho masiva y hay gente que lamentablemente se deja llevar por modas o costumbres extrajeras y mezcla nuestras leyendas con personajes de ciencia ficción que nada tiene que ver”, señala Mora Luna. “Otro fenómeno es que se quiere trasladar el folclor de Masaya a Managua, yo no veo mal que las tradiciones se compartan, siempre y cuando mantengan el sentido de las cosas, si no estamos destruyendo la identidad que nos queda”.
Para Haydée Palacios, folclorista nicaragüense y directora del ballet que lleva su nombre, la tarea no ha sido fácil pero es un orgullo como masaya haber llevado una adaptación de la tradición de los agüizotes a escenarios internacionales como el Festival Mundial de Folclor, donde la agrupación obtuvo una mención honorífica con esa pieza.
“Yo hice una investigación musical y en el lugar para poder recrear bien la escena, yo anduve en la calle como agüizote, sé lo espontáneo, sé las tradiciones que me contaba mi abuela, pero por la naturaleza dinámica del folclor debía conocer las trasformaciones que había tenido este baile”, cuenta Haydée Palacios.
“Ahora mucha gente lo hace y está bien, no importa que copien, pero que lo hagan bien, que se eduque en las escuelas, que se enseñe a los niños las leyendas como piezas narrativas de nuestra historia, que se invierta más en la promoción de los valores e identidad nacional. Managua puede absorber a Masaya, no sólo en territorio, también en el aspecto cultural y no hay que verlo como una rivalidad sino como una manera de esforzarnos por mantener el folclor y cada una de sus expresiones. Retomando los bailes, las antiguas recetas, las piezas musicales tradicionales y todas las historias que deambulan en las memorias de nuestros abuelos, historias que ellos mismos aprendieron de la voz de sus ancestros en las noches en que las familias se reunían a compartir a la luz del candil”.
CREDITO.LA PRENSA/  LIC:RENE DAVILA /261011

Festividades religiosas en Nicaragua


Nacidas del fervor religioso nicaragüense, durante el fin de año también se celebran tradiciones regionales vistosas y populares.
Lavada de la Plata: Una de las más grandes y concurridas es la “Lavada de la Plata”, que se realiza en El Viejo, Chinandega. Durante esta tradición cuyo día es el 6 de Diciembre, miles de personas de casi toda Nicaragua y países vecinos llegan a la Basílica de El Viejo. Luego de la misa de las 9 de la mañana, la imagen local de la virgen que data de los primeros años de la colonia española, es descendida de su camarín y comienza el lavado de piezas de plata (monedas, copas, platos) que conforman el tesoro de la virgen y que han venido siendo entregados por devotos desde hace varios siglos.
En la lavada participa un grupo de señoras y el párroco. Toda la gente en el interior y exterior de la basílica participan rezando u observando el lavado, que simboliza la limpieza de impurezas del espíritu.
Procesión de la Virgen: Otra tradición más extendida es la procesión de la Virgen, realizada por diversas iglesias en ciudades y pueblos de Nicaragua. En cada una de esas iglesias la imagen de la Virgen es descendida solemnemente, y esta comienza a recorrer barrios en una procesión multitudinaria. Esto se realiza durante nueve días, que culminan generalmente el 8 de Diciembre, día de la Virgen.
Las Posadas: En MasayaGranada y otros pueblos se realizan también “Las Posadas” o “Pases del Niño Dios”. Desde algunas iglesias, el padre y otros devotos acompañan a niños disfrazados que representan a José, María y algunos pastorcitos. Estos llegan hasta la puerta cerrada de una casa cuyos propietarios saben de antemano de su llegada. Los niños cantan coplas pidiendo posadas porque “María va parir”, y desde adentro les responden con coplas negándoles la entrada, a como ocurrió en Belén según la Biblia. Finalmente la puerta se abre y los pequeñitos y concurrentes pueden entrar. Se repite en diferentes casas durante nueve días.
Pastorcillas: Otra vistosa y concurrida procesión de Masaya es la de las Pastorcillas, que se realiza el 20 de Diciembre. En ella, una parejita de niños vestidos de José y María caminan seguidos de dos largas filas de pequeñas niñas (entre 5 y 10 años), vestidas todas de pastorcitas bíblicas con canastitas y bastones. La procesión es acompañada por los familiares de las niñas y otros concurrentes, y se desplaza a partir de las seis de la noche por las principales calles de la ciudad.
Fiestas Patronales: En otros sitios de Nicaragua, el fin de año coincide con las fiestas patronales. En el municipio de Catarina, del departamento de Masaya, se celebra el 30 de Diciembre las fiestas de San Silvestre, durante las que se realiza una procesión detrás de la imagen del Santo, la cual recorre todo el pueblo. Hay mucha alegría, música y fuegos artificiales.

Las tradiciones de origen católico fueron traídas a Nicaragua por los colonizadores españoles, y luego fueron enriquecidas y diversificadas durante el proceso de mestizaje. Pero veamos aquí los antecedentes de tres de estas festividades.
En el año de 1562, un español que viajaba a Perú se vio obligado a permanecer cierto tiempo en el puerto de El Realejo, Nicaragua, a causa de una tormenta tropical. Se trasladó al cercano pueblo de El Viejo mientras el clima mejoraba. 
Además de su equipaje, el hombre cargaba con una hermosa imagen de la Virgen María, la cual colocó temporalmente en la basílica local, siguiendo su devoción personal. La presencia de la imagen fue conociéndose rápidamente en la región y muchos mestizos e indios llegaron a rezarle y venerarla.En poco tiempo la virgen fue muy popular, tanto, que cuando el propietario decidió que era momento de partir y llevarse a su virgen, mucha gente llegó a despedirla con tristeza al puerto. Una nueva tormenta provocó el retorno del barco recién salido, por lo que el noble y la virgen tuvieron que regresar a El Viejo. Esto fue muy celebrado por los pobladores y el señor asumió que era voluntad divina que la virgen permaneciera en el pueblo, por lo que decidió dejarla ahí y partir sin ella. Actualmente, la imagen es muy venerada en toda Nicaragua y es la misma cuyo tesoro de plata se lava el 6 de diciembre en El Viejo.La Purísima, según antiguos documentos, nace en la ciudad de León a inicios del siglo XVIII. Los monjes del convento San Francisco atraían con caramelos y frutas a niños y devotos para rezarle en grupo a la virgen. Pronto la concurrencia fue tan enorme que los religiosos sugirieron a los asistentes que empezaran a celebrar en casa los cantos y rezos a la virgen. La tradición se pasó a Granada y Masaya, y luego a toda Nicaragua.Según información de las organizaciones católica en Nicaragua, La Gritería inicia en el año de 1857 cuando monseñor Giordano Carranza instó a los devotos de la virgen a “gritar” de casa en casa, en todo León, la Purísima Concepción de María. La tradición se extendió y pronto algunos compositores crearon los cánticos que actualmente se usan.
LIC:OSIRISMELISA DAVILA.