viernes, 13 de julio de 2012

Rosquillas Somoteñas



En los hornos de Somoto se han conservado durante siglos los alimentos autóctonos, como las inconfundibles rosquillas, cuyo acabado artesanal siempre provoca un delicado placer que se funde en la boca y deleitan el paladar de los clientes más exigentes.
Las generosas tierras somoteñas aportan buenos productos, como el maíz, el queso y la cuajada, ingredientes indispensables para la elaboración de las rosquillas que son hechas por manos laboriosas de mujeres.
Estas mujeres aún conservan las tradiciones artesanales a través de la construcción de talleres, donde fabrican las envidiables rosquillas somoteñas que representan su identificación con el resto del país.
Mujeres como Antonia Soza, María Luisa Nolasco de Vílchez, Dolores Cañada, Guadalupe Espinoza, Leticia Corrales, Victoria Vásquez y Betty Espinoza han cobrado notoriedad en el ámbito nacional e internacional, por la fabricación de rosquillas con una exquisitez que para muchos es única en el mundo.
Las rosquilleras se encuentran dispersas en distintos puntos de la ciudad de Somoto, provocando un ambiente agradable en la localidad, cuando las cazuelas repletas del producto son retiradas de los hornos.
Para hacer las rosquillas se necesita maíz, azúcar, huevo, canela, mantequilla lavada o margarina, leche, cuajada o queso, que es lo más costoso porque su producción depende del invierno.
Las rosquillas somoteñas son asombrosas, a tal punto que representan el símbolo de este pueblo y de las mujeres que fabrican con dignidad dicho producto, que trasciende las fronteras de Nicaragua por su exquisitez.

Conozca el proceso de elaboración de las famosas y deliciosas rosquillas somoteñas.

LA REINA DE LAS ROSQUILLASEl chispear de la leña que arde en el interior de los monumentales hornos es constante. El palmoteo de las mujeres amasando la harina acelera con mayor energía, mientras en la parte izquierda del sitio aparece lentamente una mujer con largos vestidos, cabellos canos y rostro arrugado, marcado por el paso de los años.
María Luisa Nolasco, propietaria de las Rosquillas Vílchez, tiene las manos cruzadas por la espalda. Su rostro se mostraba evasivo a la cámara fotográfica, aunque sus hijas Luz Haydée y Danelia, dan señales de alegría a pesar de la tarde calurosa.
LIC:OSIRISMELISA DAVILA

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